Calidad de vida: los retos para empresas y empleados en asignaciones internacionales
Anna Puigmal y Belén Martínez
Generalmente, cuando hablamos de las barreras a las que se enfrentan las empresas y empleados en las operaciones globales de la compañía, a través de sus asignaciones internacionales, solemos pensar inmediatamente en las diferencias que se producen de coste de vida entre el lugar de origen frente al destino. Adicionalmente a esto y no menos importante son las condiciones adversas, vinculadas a la pérdida de calidad de vida.
Según el Índice de Calidad de Vida 20232, elaborado por Mercer, Viena (Austria), Zúrich (Suiza) y Auckland (Nueva Zelanda) son las ciudades con la mejor calidad de vida para expatriados. El ranking evalúa los aspectos prácticos de la vida diaria de los trabajadores y sus familias en muchos de los lugares de destino más frecuentes.
El escenario mundial actual, marcado por los conflictos geopolíticos, las catástrofes naturales y la volatilidad económica, tienen implicaciones significativas en las condiciones de calidad de vida para las ciudades y la capacidad de las compañías para desarrollar sus operaciones internacionales globales, especialmente en la atracción y retención del talento. Muchos empleados están reconsiderando sus prioridades y evaluando la calidad de vida que les ofrecen los lugares donde viven y trabajan, lo que eleva el riesgo de las operaciones estratégicas de las compañías en sus asignaciones internacionales.
La calidad de vida en asignaciones internacionales representa un desafío tanto para las empresas como para los empleados. Hay varios factores que pueden influir en la calidad de vida durante una asignación internacional y es importante que la empresa desarrolle una estrategia y política que garantice la accesibilidad a servicios y recursos adecuados en el país de destino para sus asignados internacionales. Los aspectos que más afectan a la calidad de vida y que ponderan el grado de adversidad, se basan en distintos factores como el entorno sociopolítico, económico y sociocultural, las infraestructuras sanitarias o servicios de salud, el acceso a educación, servicios públicos o de transporte, ocio, bienes de consumo, vivienda, el entorno natural, climatología, criminalidad, etc.
Es fundamental que los asignados internacionales estén debidamente preparados para su adaptación a sus nuevas condiciones de vida y se sientan cómodos y seguros en el nuevo entorno. Otro de los desafíos para las empresas es ayudar a sus empleados a minimizar el impacto que una asignación internacional puede tener en la vida personal y familiar de los empleados. Esto puede incluir la separación de la familia, adaptación a una nueva cultura y estilo de vida, y la necesidad de establecer una red de apoyo en el país de destino, creando un equilibrio adecuado entre el trabajo y la vida personal.
En ocasiones, incluso las barreras idiomáticas y diferencias en las prácticas laborales pueden constituir un problema de desarraigo. Cada vez son más las empresas que cuentan con capacitaciones interculturales, asesoramiento y apoyo emocional y programas que facilitan la conexión con otros expatriados y empleados locales. En resumen, la calidad de vida requiere una planificación cuidadosa y el apoyo adecuado para garantizar que los empleados tengan una experiencia positiva y exitosa durante su asignación internacional.
2 Estudio publicado en noviembre de 2023