Los riesgos inflacionarios
Aleix Olegario y Xavier Bellavista
La inflación ha sido uno de los principales temas que ha impactado en los mercados y en el pensamiento de los inversores, consumidores y bancos centrales durante los últimos dos años. Finalmente estamos empezando a ver que las presiones inflacionarias a corto plazo disminuyen: los niveles de inflación de Estados Unidos alcanzaron su nivel más bajo en dos años el pasado junio y la eurozona y el Pacífico siguen un camino similar, aunque más lento. Al cierre de noviembre, la zona euro registraba una inflación anual en el orden del 2,7% y en EEUU alrededor del 3%.
Si bien aliviar las tensiones inflacionistas a corto plazo puede brindar cierto consuelo, sería ingenuo suponer que los desafíos a largo plazo que plantea la inflación han desaparecido. De hecho, varios factores contribuyen al persistente riesgo de inflación estructural en la economía global que trataremos a continuación y que condicionarán nuestro día a día:
Global versus facción
Particularmente significativo es el probable estancamiento de la globalización, o, dicho de otra forma: el grado de interrelación de las economías mundiales ha tocado techo. En un artículo de 2003 para el Fondo Monetario Internacional, el profesor Kenneth Rogoff identificó un vínculo claro entre globalización y desinflación (cuadro 1, a más globalización más desinflación), destacando el impacto negativo de una mayor competitividad global sobre los precios.
Cuadro 1.
Sin embargo, en los últimos tiempos se ha observado un claro cambio geopolítico, con la globalización afectada por algunas importantes agendas nacionalistas. La relación de Estados Unidos y China, en particular, es poco probable que cambie para mejor en un futuro próximo, independientemente de quién acabará en la Casa Blanca en 2025. Las implicaciones son significativas desde una perspectiva económica, especialmente si las relaciones empeoran aún más. Las presiones inflacionarias podrían aumentar mientras ambos países continúan promoviendo programas de gasto masivo para garantizar su autosuficiencia en áreas estratégicas y priorizar la seguridad sobre la eficiencia económica. Esta tensión se está extendiendo a nivel global, viendo cómo el mundo se fragmenta en bloques y socavando el impacto desinflacionario de la globalización.
Vivir en mundo hambriento de materias primas
Estas tendencias nacionalistas son evidentes cuando nos centramos en los recursos o materias primas. Combinado con años de subinversión en el sector - junto con las demandas de materias primas por la transición energética y una clase media en crecimiento - el proteccionismo aumenta el riesgo de futuras perturbaciones en las cadenas de suministro provocadas por tensiones en las materias primas.
La influencia de la IA
La inteligencia artificial (IA) no es nueva. Tiene una larga historia, que se remonta a inicios de la década de los cincuenta, cuando la primera red neuronal artificial fue desarrollada. En este 2023 hemos visto un año revolucionario en el campo de la IA, ChatGPT, la aplicación de OpenAI consigue 100 millones de usuarios en sólo dos meses, eclipsando masivamente a las criptomonedas que han tardado más de 10 años en llegar a 100 millones de usuarios verificados. La pregunta fundamental hoy es cómo la IA influirá en los mercados laborales y la productividad, lo que a su vez podría tener un impacto sustancial en las tendencias inflacionarias del futuro, siempre teniendo en cuenta que el crecimiento de su uso ha venido acompañado de un aumento significativo de problemas éticos y regulatorios, errores e infracciones de propiedad intelectual o artística que puede modificar el impacto en la inflación de esta tecnología.
Concluimos que, aunque la inflación está en senda de normalización en el corto plazo, existen fuerzas inflacionarias subyacentes y de largo plazo que pueden llevarnos a nuevos episodios de choque de inflación en el futuro y como inversores, ahorradores y consumidores debemos ser conscientes de estos factores. En Mercer ayudamos a nuestros clientes a utilizar, en cada una de las áreas de influencia correspondiente, las herramientas adecuadas para protegernos de los impactos negativos que la inflación pueda conllevar en el futuro.